Confiad siempre en el Señor de la Salud.
Él allana el sendero de la persona de buen corazón; en la senda de sus juicios le esperamos, ansiando su acción salvadora ante todo peligro.
Santísimo Cristo de la Salud, tú nos darás la paz y toda clase de beneficios.
Confiamos en tu amor constante y en la protección materna de tu Madre, la Stma. Virgen de la Caridad.
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«No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda, porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te aguarden en tus caminos». (Salmo 90)